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jueves, 1 de septiembre de 2011

Sueños, contemplares, despertares


¿Recuerdas la última vez que lograste percatarte que estabas soñando?, ¿Sabes cómo llegaste a ese estado de conciencia para identificar la ilusión en la que estabas?, ¿Acaso no has pensado que podrías estar transitando sobre una realidad que es producto de un sueño colectivo?

Más de uno hemos logrado darnos cuenta que estamos soñando, sin embargo, poco analizamos sobre el cómo es que logramos haber entrado en éste estado.


Generalmente, el sueño, es una “película” en la cual nos desenvolvemos como en la vida real, son nuestros impulsos los que nos hacen actuar, nuestros deseos, nuestros temores, en pocas palabras, impulsos mecánicos que atienden a esquemas que ya tenemos. Entonces, ¿Cómo es que en el sueño despertamos?, si hacen un poco de memoria, recordarán que ustedes se dieron cuenta que estaban soñando, en el momento en que tuvieron una pausa, ustedes dejaron un espacio libre en su mirar para revelar inmediatamente que lo que estaban viviendo, era una mera ilusión, y digo intencionalmente: espacio, o sea, algo puro, algo que no ha sido corrompido.


¿Por qué es importante el contemplar?



Si nosotros podemos en contadas ocasiones desactivar todo ruido de la mente (creencias, deseos, temores) y podemos contemplar el sueño y darnos cuenta de que éste es falso, entonces, perciban lo que podría pasar en sus cotidianas vidas.


La mayoría de los seres humanos, tal y como en el sueño, creemos estar despiertos, y es en esa realidad que creemos que es “verdad” y accionamos en ella todos los días, sin embargo, si contempláramos un poco, si apagáramos todos esos esquemas que transitan en nuestras cabezas, comenzaríamos a vislumbrar que el 99% de nuestro día, estamos accionando en él con base a deseos, temores, búsqueda de placer, temor, huimos de lo que nos intranquiliza, y gracias a esa contemplación comenzaríamos a darnos cuenta lo dormidos que estamos.


Cuando comenzamos en la vida a contemplar, a generar “vacíos” en nuestras cabezas, es entonces cuando comenzamos a dejar esos espacios en los que se cuelan reflejos inmediatos del movimiento total de la vida y es en esos momentos, que comenzamos a despertar, comenzamos a darnos cuenta de la red de la que éramos presos, comenzamos a disolver los fragmentos que nos separan de esa totalidad.


El despertar en ésta vida, no puede tener cabida en alguien que no contempla, que no hace grandes pausas en su mirar, el despertar no puede darse si la cabeza está llena de pensamientos, miedos, deseos y creencias, el despertar sólo puede fluir en las mentes que están en silencio, observando, revelando la vida como un reflejo inmediato, cuando eso pasa, entonces, realmente amamos, puesto que el amor es unión, el amor no es algo que pueda darle placer al ego, puesto que cuando hay placer, la mente está fragmentada , no está en silencio, no contempla, no está unida a eso que llamamos “todo”.

La energía de la luna, es la misma que mueve las mareas, la energía de las mareas, es la misma que hace danzar al viento, la energía del viento, es la misma que sacude al fuego… todo es uno, la energía en uno, no está separada de nada; cuando contemplamos y comprendemos que aquello que miramos y aquello que somos son sólo formas separadas, pero una misma esencia, entonces, se rompe la barrera que nos dividía, las ilusiones se comienzan a disolver, y es ahí cuando comenzamos a despertar, comenzamos a ser la energía que siempre ha estado, que es y que siempre habrá de estar.


"Tratar todo ser vivo como si fuera "Dios" nos conecta con la creatividad y continuidad de la vida" Nadim David - NHL